Carl Orff nació en Munich el 10 de
julio de 1895, en el seno de una cultivada y noble familia bávara, interesada
por la música y las demás artes. Acabada la Primera Guerra Mundial, recibió
enseñanzas musicales de Kaminski, quien le introdujo en el universo de la
polifonía anterior a Juan Sebastián Bach. Tras estudiar en la Academia de
Música de Munich, fue director de orquesta en esta ciudad, en Mannheim y en
Darmstadt, y ocupó diversos cargos en teatros de ópera. En Mannheim tuvo el
primer éxito escénico al estrenar en 1925 su arreglo de “Orfeo” de Monteverdi. En
1930 apareció su método enseñanza musical para niños, el “Orff-Schulwerk”,
adoptado en casi todo el mundo y basado
en los principios de Jacques-Dalcroze sobre el ritmo.
A partir de 1937, en que se estrenó “Carmina
Burana”, las obras de Orff se representaron con regularidad. En 1950 dirigió el
curso superior de composición en la Hochschule für Musick de Munich, donde
vivía. También dio clases de instrumentos de percusión de épocas y países
distintos, ya que el ritmo fue una de las constantes más sólidas de su
experiencia creadora. Falleció en Munich el 29 de marzo de 1982.
Su carrera como compositor se inició
en 1937 con “Carmina Burana”, pero ello no significa que sea su primera obra.
En 1911 publicó unas canciones con letra de Franz Werfel, escritor checo en
lengua alemana exiliado de Praga en 1938 por su ascendencia judía y que estuvo
casado con Alma Mahler, viuda de Gustav Mahler. Tras los arreglos de óperas de
Monteverdi, escribió en 1927 un “Concierto para clavicémbalo e instrumentos de
viento”, en 1928 la primera versión de su “Entrata” para orquesta y órgano, y
en 1930 unas cantatas, también sobre textos de Werfel, además de su primera
versión de “Catulli Carmina”. Toda esta producción fue desautorizada por su
autor, quien mandó retirar cuanto había compuesto antes de 1935, año en que
ocurrió un hecho singular: Orff conoció una colección de poemas goliardescos
(la mayoría del siglo XII, aunque el manuscrito databa del XIII) hallada en
1803 en el monasterio de Benedikbeuren (Baviera). Esta colección contenía más
de doscientos poemas en latín medieval y unos cincuenta en alemán, a veces con
mezcla de palabras o frases latinas o francesas. Su título original “Carmina
Burana” (Poemas de Beuren), es el que dio Orff a su primera obra verdaderamente
representativa. Desde entonces la producción orffiana siguió un ritmo regular:
en 1939 “Der Mond” (La Luna); en 1943 “Die Kluge” (La chica lista) y la versión
definitiva de “Catulli Carmina” (Poemas de Catulo); en 1947 “Die Bernauerin”;
en 1949 “Antigonae”; en 1953 “Trionfo di Afrodite” (El triunfo de Afrodita) y “Astutuli”;
en 1957 “Comoedia de Christi resurrectione” (La resurrección de Cristo); en
1959 “Oedipus”; en 1966 “Prometheus”. Entre 1950 y 1954 publicó el libro “Musik
für Kinder” (Música para niños).
En las obras de Orff hay que destacar
el soporte literario. Así tenemos las fuentes legendarias o populares de su
país que inspiraron “Die Bernauerin” o “Die Kluge”; el vasto repertorio de la
poesía medieval en “Carmina Burana”; la poesía contemporánea en las canciones
de Werfel; la antigüedad clásica latina con las poesías de Catulo (Catulli
Carmina) y la griega con las obras de Sófocles Antígona y Edipo.
Para Orff sus obras son una extensión
del teatro en el canto, de ahí que su música esta íntimamente relacionada con
la palabra y el gesto. Musicalmente se inspira en el sistema modal griego, el
canto llano, el canto gregoriano, las canciones medievales y las danzas y
cantos populares. Acude voluntariamente a este primitivismo y lo manifiesta a
través de: una tonalidad enérgica, basada en una simple estructura armónica,
una claridad formal, en el que el material temático no se desarrolla sino que
se repite; una textura transparente de la que se excluye el contrapunto y, una
estructura rítmica con motivos rítmicos se repiten a lo largo de la obra.
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