Émile Jaques-Dalcroze aunque de padres suizos, nace en Viena en el 6 de julio de 1865. Empieza sus estudios musicales en 1871. Se instalará en Ginebra junto con su familia en 1875, continuando sus estudios de piano en el Conservatorio. Años más tarde marchará a París para profundizar en sus estudios musicales y artísticos, trabajando con Fauré,
Marmotel y Lavignac.
En 1884 regresa a Viena para seguir estudiando piano, armonía e improvisación
con Bruckner, pero será el suizo Mathis Lussyquien quien le acercará a
las posibilidades de
la rítmica. En 1892 el Comité del Conservatorio de Ginebra lo nombrará profesor
de armonía y del curso superior de solfeo. Contraerá matrimonio en 1899 con la
cantante Maria-Anna Starace, conocida como Nina Faliero (Trias, s/f).
Explica la autora
anterior que la rítmica fue introducida en el Conservatorio de Ginebra en 1905,
cuando ya se habían realizado diversas demostraciones del método en otras partes
de Europa y aunque inauguró en 1911 el Instituto Jaques-Dalcroze en Hellereu
(Alemania), será en
1915 cuando abrirá el Instituto Jaques-Dalcroze en Ginebra y tras difundir su
método en diferentes partes del mundo (Inglaterra, Berlín, Francia, España, etc.)
se celebrará en Ginebra el primer Congreso de Rítmica en 1922, creándose lo que
hoy conocemos por F.I.E.R (Federación Internacional de Enseñantes de Rítmica).
Este pedagogo y
compositor suizo, se oponía al aprendizaje mecánico de la música. A través del
movimiento corporal trabaja la educación del oído y el desarrollo perceptivo del
ritmo. Según Silvia Del Bianco (en Díaz, 2007) este método es
multidisciplinario, relacionando música y movimiento corporal. El solfeo musical
en el espacio posibilita visualizar las diferentes nociones musicales. El aprendizaje
se realiza en grupo, trabajando capacidades de adaptación, imitación, reacción,
integración y socialización.
Se adquiere además una
educación auditiva activa con la ayuda del movimiento, tomando conciencia del
cuerpo y aprendiendo a improvisar corporal y musicalmente. A través de la
motricidad global se llega a la educación musical, utilizando también material
auxiliar como pelotas, aros, cintas, pentagramas en el suelo, pañuelos… o pequeña
percusión como panderos, claves, crótalos etc. (Arroyo Escobar, 2009).
Dalcroze empezó sus
investigaciones a raíz de las dificultades detectadas en sus alumnos en las
clases de solfeo. Su método se desarrolla a través de ejercicios corporales que
permiten crear una imagen interior del sonido, ritmo y forma.
Su método de educación musical (Euritmia) relaciona el movimiento corporal y la música, como menciona Alsina (en Díaz y Giráldez, 2007), un solfeo musical en e el espacio, que teoriza los elementos musicales a través de la práctica corporal, enriqueciendo además en la toma de conciencia de nuestro cuerpo, desarrollando la motricidad global, parcial y fina y formando el oído a través del movimiento. El espacio pasa a formar parte del fenómeno sonoro y motor, estableciendo contacto a través de la comunicación no verbal y la expresión personal.
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